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miércoles, 18 de enero de 2017

Seres mitológicos


LA MITOLOGÍA CANTABRA

 La mitología autóctona de Cantabria, desde sus orígenes más remotos y con el paso del tiempo, se ha ido entroncado con los mitos celtas y romanos, emparentándose en parte con leyendas y tradiciones del resto de la cornisa Cantábrica.

Personajes

·        El Ojáncano. Infortunio de Cantabria, esta criatura personifica el mal entre los cántabros y representa la maldad, la crueldad y la brutalidad. Este gigante ciclópeo es la versión cántabra del Polifemo griego que aparece también en otras mitologías indoeuropeas.
 
·        La Ojáncana o Juáncana. Mujer del anterior. Le gana a aquel en maldad, pues entre sus víctimas se encontraban también los niños.
 
·        La Anjana. Es la antítesis al Ojáncanu y la Ojáncana. Hada buena y generosa, protectora de las gentes honradas, de los enamorados y de quienes se extravían en los bosques y caminos.
 
·        Los duendes. Aquí se engloban a todos los pequeños seres de la mitología cántabra, traviesos y burlones en una gran mayoría. Cabría distinguir entre los duendes domésticos, aquellos que viven en el interior o en los alrededores de las casas de Cantabria, como los trasgos y trastolillos, y los que habitan el bosque, como trentistentirujos y zahorís.
 
·        Existen otros muchos seres fabulosos que pueblan la rica mitología de Cantabria, como los Ventolines, la Osa de Andara, los Caballucos del Diablu, los Nuberos, el Musgosu, el Culebre, el Ramidreju , etc. O hermosas leyendas como la de la Sirenuca, bella moza desobediente y caprichosa aficionada a trepar por los acantilados más peligrosos de Castro Urdiales para cantar al compás de las olas y por ello convertida en ninfa marina. O la del Hombre Pez, un joven de Liérganes al que le gustaba nadar y que se perdió en el río Miera, siendo finalmente encontrado en la bahía de Cádiz transformado en un extraño ser acuático.

 
LA MITOLOGÍA EN LA ACTUALIDAD

Todos estos seres y leyendas son prueba de la mentalidad mística de una época que respondió a la necesidad de los cántabros de expresar sus miedos a internarse en un bello entorno natural, pero a la vez abrupto, hostil y peligroso.


 Hugo y Paula