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lunes, 8 de abril de 2019

La fiesta del tomate


Este mes desde el apartado de tradiciones os traemos una muy conocida: la Tomatina.


 ¿QUÉ ES?

El miércoles de la semana de fiestas patronales de Buñol, que es siempre el último miércoles de agosto, tiene lugar la Tomatina, una batalla de tomates a lo largo de varias calles y en la plaza del pueblo. En torno a las 10 horas comienza el primer evento de La Tomatina. Es el "palo jabón", una cucaña  que consiste en subir a un poste engrasado para alcanzar un jamón colgado en la parte superior. Una vez que alguien ha conseguido soltar el jamón del palo, se da la señal para el comienzo de la batalla de tomates, que suele ser sobre las 11 del mediodía, cuando suena la carcasa o traca y comienza el evento principal.

¿CÓMO SE ORGANIZA?
Seis camiones son los encargados de distribuir las casi 150 toneladas de tomate entre los asistentes, que desde 2013 tienen aforo máximo de 22.000 personas: los vehículos pasan a un ritmo muy lento entre la multitud congregada en el recorrido mientras un grupo de vecinos de la localidad, subidos a los volquetes de los vehículos, se encargan de repartir los tomates entre la gente, lanzándoselos. 

Uno de los grandes momentos de la fiesta se produce cuando las cajas de los camiones se levantan, volcando gran cantidad de tomates y jugo sobre las calles, a los que la gente se lanza para regodearse en ellos y recoger munición.

HISTORIA
En 195 la plaza de la ciudad (donde la "Tomatina" se celebra tradicionalmente en la actualidad) estaba llena de jóvenes para ser testigos de la fiesta tradicional de "Gigantes y Cabezudos" (un desfile de figuras gigantes de carnaval con cabezas grotescas). 
Algunos jóvenes decidieron unirse a la comitiva del desfile porque querían participar. Este movimiento provocó el rechazo por parte de la comitiva, la cual comenzó un forcejeo donde empujaron a los que llevaban los disfraces gigantes. Uno de los participantes cayó y cuando se levantó empezó a pelear con quien estaba cerca de él y empezó una pelea. Por casualidad, allí había un puesto de verduras con cajas abiertas que mostraban los productos en venta.

El año siguiente, al llegar el mismo miércoles de agosto, se repitió el mismo escenario con la diferencia de que los manifestantes llevaron los tomates desde sus casas y, una vez más, la batalla fue detenida por la policía local. En los años sucesivos, las autoridades prohibieron la celebración, pero esta fiesta se ha seguido celebrando cada año desde entonces de una forma u otra, gracias a la voluntad de los vecinos de hacerla perdurar. 

En el año 1957, dado que la "tomatina" no se podía realizar, algunos jóvenes planearon celebrar el “entierro del tomate”, con cantantes, músicos, y comedias. Una manifestación curiosa en la que el reclamo principal fue un ataúd con un gran tomate dentro, seguido por una banda que tocaba las marchas fúnebres. Ese episodio hizo reflexionar a las autoridades, que finalmente en 1959 la volvieron a autorizar, bajo ciertas reglas y condiciones. Entre los cambios apareció el “palo jabón”, cucaña que se celebra una hora antes del comienzo de la tomatina, así como por ejemplo delimitar la duración de la batalla mediante petardos, que anunciarán el inicio y el final de la fiesta.


Nayara y Paula